Leer se entiende como el proceso cognitivo de percibir y
comprender escritura, ya sea visualmente o mediante el tacto (lectura braille).
Este proceso se presenta en nuestra vida desde que somos muy pequeños, pues en nuestro país se motiva el aprender a leer a los 6 o 7 años de vida aproximadamente y nos acompaña hasta que, prácticamente, perecemos.
Para llevar a cabo con éxito este proceso es importante
no sólo descrifrar el conjunto de letras que forman palabras sino que entender
y comprender el sentido de lo escrito, lo que quiere comunicarnos, informarnos,
narrarnos y para ello es necesario hacerlo con concentración y focalizar
nuestros sentidos en lo que queremos extraer de lo leído, para ello es
necesario recurrir a un libro, una revista, una página de internet y comenzar a
encontrarle sentido y coherencia a lo que nuestro cerebro va sacando de un
papel o de la pantalla de un computador.
A pesar de que conceptualmente suena como un proceso muy
fácil, es una práctica que sólo el 26% de la población chilena lleva a cabo, es
decir que lee con frecuencia y que comprende lo que lee, que entiende el
contexto, que extrae bien la información que codifica.
Aunque nos encontramos a diario con este hecho, desde
que comenzamos el día (leyendo letreros en las calles, avisos, el diario, una
revista, en el trabajo, en el colegio, universidad, al momento de comprar algo
en algún almacén) hasta que nos acostamos por la noche, la mayoría de los
chilenos no lo hace hábito, no lo hace una actividad divertida, no leen libros
ni revistas por entretención sino que leen obligados (en el caso de
estudiantes) o simplemente no leen absolutamente nada, siendo que si lo
hiciéramos nos ayudaría a ampliar drásticamente nuestro vocabulario cotidiano,
práctica que no llevamos a cabo pues los estudios dicen que un chileno promedio
sólo utiliza 1000 palabras por día, en nuestra ortografía ya que leyendo
podemos ir reconociendo como van estructuradas las palabras el correcto uso de
las letras, y por supuesto, nos beneficiaría en la capacidad que tendríamos de
comprender pues sería mucho más amplia y no seríamos tratados como ignorantes
muchas veces porque no entendemos, no hablamos, no escribimos completamente
bien, lo que finalmente debilita el aprendizaje en grandes y pequeños.
Actualmente, el gobierno imparte muchos programas en
donde se fomenta la lectura, sobre todo en niños y jóvenes, realizando ferias
del libro, regalando el famoso “maletín literario” en colegios que contiene una serie de libros
de diferentes índoles, realizar variados concursos de relatos creados por niños
(Santiago en 100 palabras, Iquique en 100 palabras) y con la incorporación de
llamativos buses que viajan por todo el territorio chileno promoviendo la
lectura en parques y plazas concurridas por familias y aun así no se torna una
práctica habitual. A pesar de que existen muchos autores chilenos con gran
trayectoria y reconocidos mundialmente con premios y galardones, como José
Donoso, por ejemplo, un escritor, profesor y periodista que formó parte del
llamado “Boom Latinoamericano” de los años 1960 y 1970 y fue merecedor del
Premio Nacional de Literatura en 1990. Quien en su libro “El lugar sin
límites”, narra la historia de Manuel, un hombre, más bien un travesti que se
prostituía y vivía en una casa de remolienda acompañado de su hija. En este
libro podemos encontrar un tema contingente hoy por hoy, la diversidad sexual y
la construcción de una sociedad igualitaria y sin discriminación, son temas coyunturales que ayudan a tener una opinión, que siempre han
estado y que este autor chileno lo plasma en forma divertida, detallada,
interesante que solo leyendo podríamos descubrir. Este es sólo un ejemplo de
tantos otros autores como Isabel Allende, Alberto Fuguet que en un libro
muestran la parte más pura de la idiosincrasia chilena.
Sin embargo, esta
relevante información no se adquiere por la población, pues son más nombrados
autores de otras nacionalidades, siendo que si queremos ser buenos lectores
primero debemos conocer la vasta gama de escritores que nuestro país posee para
luego sumergirnos en ser conocedores de otras culturas y de otras historias que
se alejan de nuestra realidad. Personalmente, creo que este es el principal
aspecto que debiera inculcarse en jardines, escuelas e incluso en
universidades.
Se debieran seguir
haciendo esfuerzos de parte del gobierno para fomentar la lectura y crear un
hábito de ella y no como algo engorroso y aburrido sino como una oportunidad
para penetrar en el mundo de algo desconocido. Se debiera conocer la lectura
como el principal agente a favor del desarrollo motor, lingüístico, emocional,
cognitivo, social y lúdico y como el principal estímulo en el vínculo entre los
miembros de una familia y de su comunidad. Como la única llave que nos permite
echar a andar nuestra imaginación, ampliar nuestro conocimiento, nuestro
lenguaje y comprender mucho mejor al mundo en el que nos desarrollamos.
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